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Escándalo en un avión de Air France: qué dijeron la pasajera, el piloto, la azafata y el jefe de cabina

El detalle de las declaraciones y las contradicciones de una causa que se define en 9 días.

Nacionales | 16/11/17

 
 

Le «calvaire» d'un équipage Air France en Argentine (El "calvario" de una tripulación de Air France en Argentina). Ese fue el título que eligió el diario francés Le Figaro para contar el escándalo que desembarcó en Ezeiza el 30 de octubre del vuelo AF 228 tras una denuncia de acoso sexual que devino en una enfrentamiento diplomático inédito entre Argentina y Francia.

La Justicia analiza lo que dijo la denunciante, el pasajero francés acusado de masturbarse debajo de la almohadita, el comandante que "no sabía todo", la azafata que "no entendía bien" y el jefe de cabina que primero contuvo a la presunta víctima y luego intentó obligarla a sentarse de nuevo junto a su agresor.

Fuentes judiciales de la investigación dijeron a Clarín que entre esas fojas detectan "problemas por el idioma", un sindicato que "quiere leyes especiales para ellos" y, sobre todo, "contradicciones".

Así, la "saga" de declaraciones cruzadas carreteará durante 9 días más, hasta que el juez Federico Villena, a cargo del Juzgado Federal N°2 de Lomas de Zamora, deba definir si procesa o no al pasajero francés que hoy está imputado por "exhibiciones obscenas".

La causa ya está en el Ministerio Público Fiscal y se aguarda la opinión del fiscal Sergio Mola.

Mientras, el Sindicato Nacional del Personal de Navegación Comercial (SNPNC) sostiene como un "calvario" que los 14 miembros de la tripulación hayan tenido que declarar durante 11 horas.

La denunciante

Tiene 29 años, es médica, especialista en diagnóstico por imágenes e hija del ex viceministro de Justicia de Carlos Menem, Ricardo Klass. Cursó un posgrado en Croacia, pasó unos días en Barcelona e hizo escala en París antes de embarcar en el vuelo del escándalo, directo hacia Buenos Aires.

Como adelantó Clarín en exclusivo, Klass sostuvo ante el juez la denuncia que ya había hecho desde el aire en un iPad de Air France que el propio jefe de cabina, Gilles Ludovic Bernard Mariotti, le acercó en pleno vuelo.

Declaró, textual:

"Tras la cena, apoyó la mitad de su cuerpo sobre el mío, debí por ello llamar a una azafata, corrigió completamente (la posición) cuando encendí la luz de la pantalla. Luego la apagué para no incomodar, no ingresé de pleno en un estado de sueño, mantuve una vigilia. Evidentemente, la cercanía con el imputado tras lo sucedido no me daba tranquilidad, en un ámbito tan reducido, y del que solo un apoya brazo es separación. Descarto el que fueran maniobra inconscientes. Primero, por el movimiento que llevaba con su mano. Segundo porque en cuanto notó mi espanto, el que ocasionara a su vez que yo de inmediato encendiera la pantalla, cubrió con la almohadita del apoya cabeza la zona de sus genitales, para luego voltearse para el lado opuesto".

Como dice en la denuncia que redactó desde el aire, decidió pararse y contar lo sucedido a la tripulación. "Como víctima de una agresión sexual no podía, ni debía sentirme obligada a permanecer en la butaca destinada", siguió.

Esto fue así porque --declaró-- no le fue asignado un nuevo asiento y debió viajar durante 8 horas en el jump seat -el asiento de los aeromozos-. 20 minutos antes de aterrizar en Buenos Aires, el jefe de cabina le ordenó que volviera al asiento que tenía asignado. Junto a su presunto agresor sexual.

"Frente a mi negativa, explicándole llorando lo mal y desesperada que me sentía ante eso, ya que revivía la situación sufrida, comenzó a intimidarme como que por mi culpa no iba a aterrizar el avión, que iba a informar a los diarios, que me iba a denunciar a la Policía y que se iba a producir mi detención, amén de enrostrarme, que él llevaba las de ganar y que nadie me iba a creer", dijo ella.

La discusión siguió hasta que otro miembro de la tripulación le avisó que había conseguido un cambio de lugar con otro pasajero. Según pudo saber Clarín desde fuentes judiciales, el jefe de cabina declaró que la "coacción o amenaza" -por lo que busca la querella que sea imputado- se debió a una simple "ironía" y a una "confusión propia de los diferentes idiomas".

Sea como fuere, desde el lado de la pasajera dijeron a este diario que ella hizo la denuncia ante la Policía de Seguridad Aeroportuaria porque le habían dicho que ella era quien iba a ser denunciada como "pasajera disruptiva".

"Mientras me dirigía a mi nuevo lugar -sigue-, Mariotti me maltrató gritándome que me fuera, que no que no quería volver a verme la cara".

El Jefe de cabina está acusado por "amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad". El lunes se definirá si queda imputado o no.

Ricardo Klass se apartó de la causa y desde ahora su hija tendrá a Eduardo Bonino Méndez como abogado. Esto fue así porque la estrategia del gremio que agrupa a la tripulación de Air France fue poner el acento en la condición de ex funcionario del padre.

El imputado

Cédric Carayón, residente en Toulouse, contador, de 37 años, es el pasajero que ocupaba el asiento junto a Klass y quien terminó imputado por "exhibiciones obscenas", infracción que responde al artículo 129 del Código Penal.

Estuvo 48 horas detenido hasta que fue liberado. Quedan 9 días para que la Justicia determine si va a procesarlo o no. Su pasaje de vuelta a Francia está en estado "confirmado" para el 25 de noviembre a las 14:50. Pero su novia llegó desde Francia para acompañarlo en este caso.

Declaró:

"La pasajera estaba inclinada hacia la izquierda y me acomodé para no ocupar su espacio. Me desperté al escuchar que hablaban en inglés y en un momento una azafata me sacude el hombro para pedirme que me diera vuelta, que me sentara normalmente. Me acomodé y me dormí profundamente. En cierto momento, que no puedo determinar, sentí que alguien me tocaba el hombro izquierdo y la denunciante me dijo "esto así no va'. Me despierto automáticamente y, como estaba medio dormido, como un reflejo, me levanto y la dejo pasar. Me volví a dormir y nunca más volví a ver a esa pasajera durante el vuelo"

Carayón, que vino al país junto a su padre para participar del Mundial de Aeromodelismo que tuvo lugar del 4 al 11 de noviembre en Villa Gesell, dice que cuando bajó del avión fue la PSA quien fue a "interpelarlo".

"En ese momento dije que era imposible que me reprochen eso. Tuve la sensación de vivir en otra dimensión. Después pude decir lo que pasó luego. Es muy difícil para mí ser visto y tratado como un delincuente, porque sé que no hice nada. Es muy chocante estar detenido en una prisión, me desnudaron dos veces", cerró el pasajero francés, que apenas desembarcó hizo valer su derecho a no declarar hasta tener un abogado y un traductor.

El comandante y la azafata

El escrito cita el testimonio del comandante, la máxima autoridad del vuelo y el único que podía autorizar que Klass viaje en el jumpseat, y el de la azafata Celine Sophie Marie Salin, quien "dijo que Mariotti le manifestó 'que el señor de al lado de Klass se había hecho la paja (sic)'".

Es por eso que la querella insiste con que el jefe de cabina sabía que obligarla a volver a su asiento implicaba "revictimizarla".

Si bien el comandante no culpa al jefe de cabina -ninguno de los tripulantes se acusó entre sí- la contradicción se dio entre ellos porque Mariotti, como también algunos de los 14 tripulantes, fue aislado para "evitar que acuerden una declaración". 

El punto clave del expediente es que el jefe de cabina no habría informado al comandante que lo que realmente pasaba en ese avión era una escena de masturbación.

"Por eso lo imputaron. No le dijo al comandante todo lo que él sabía, porque está acreditado que él sí lo sabía", dijo la querella a este diario. El comandante sólo sabía que había "una mujer que había denunciado un problema con un pasajero molesto".

Clarin

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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