La familia descubrió por casualidad un manantial y ahora facturan millones por año.
La historia comenzó en 1979, cuando el médico Carlos Ferrer compró una chacra en Bariloche para vivir con su familia, con la única condición de que tuviera agua para el riego
Dos años más tarde, un ingeniero químico amigo de la familia le recomendó mandar a analizar el agua por motivos de seguridad. Dos días después de llevar una muestra a un laboratorio de Villa Regina, los resultados sorprendieron a todos: era agua mineral natural de manantial. Sin sodio, pero con otros minerales. Y se pusieron a envasar.
En ese entonces su hijo, Marcelo, tenía 15 años. Ahora con 50, es el que lleva adelante esta empresa familiar que factura 12 millones de pesos anuales y planea desembarcar en Dubai.
Tienen 17 empleados y siete camiones que van por el Sur argentino. Por día, la compañía envasa 5.000 litros de agua, pero podrían ser 500.000. Exclusivamente en botellas de vidrio y cajas bag in box de 20 litros (contaminan cuarenta veces menos que las botellas de plástico), este producto premium ya llega a Córdoba, Santa Fe y realizaron una exportación a Australia.
El año pasado, empresarios de Dubai conocieron la botella boutique a través de la Cámara Argentino Emiratí, y se está evaluando la posibilidad de hacer negocios. Aunque no siempre la vara estuvo tan alta.
La primera clienta fue una tía que tenía un restaurante. La madre de Marcelo limpiaba lotes de botellas de Cindor, una de sus hermana las llenaba directamente con el agua del arroyo mientras otra les ponía la etiqueta. Él mismo, ahora gerente, las tapaba con una tapadora de frascos que habían comprado en una ferretería, y su padre Carlos las preparaba para su distribucion
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